domingo, 5 de diciembre de 2010

Terrabona

Marta tiene un discurso coherente, como creo que ha sido y es toda su vida. De camino a las parcelas donde trabajan mujeres de la FEMUPROCAN (Federación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres del Campo de Nicaragua) no decae su parlamento, mientras conduce su furgoneta por caminos realmente difíciles. "¿Qué prefieren, ventanas bajadas o aire acondicionado?. Yo ventanas bajadas, que así podemos fumar."
Marta tiene muchos proyectos. Nos dice que mañana domingo, tiene que ir a varias comunidades para ver como se trabaja. No descansa, probablemente porque desde pequeña ha trabajado el campo. A los 17 entra al Frente, en pleno fervor revolucionario. "A mí la revolución me encantaba". Se alfabetiza y toma conciencia de la importancia de la educación, sobre todo para el campesino. Años después conseguirá su título de Técnica Agrícola y toda su labor se dedicará a desentrañar formas innovadoras para implementar el trabajo agrario, desde diferentes planteamientos. Nos reconoce los fallos de la revolución, pero nos asegura que fue buena, simplemente hubo fallos que hay que combatir. Del 1996 al 2001 fue diputada en la Asamblea, en la Bancada del FSLN. Tiene buenas palabras también para sus adversarios políticos. "La Violeta trajo la paz al país, que era lo que necesitábamos en esos momentos".Trabajó duro para ayudar al desarrollo del campo. Cuando todo comenzó a ir de nuevo bien en el partido, volvió al campo, al trabajo al pie del cañón, a la realidad del campesinado. "Los políticos mandan asesores, no saben que pasa, no lo ven con sus propios ojos. Se necesitan proyectos a largo plazo, no coyunturales". Así decidió poner en marcha un proyecto de reactivación de la tierra en la región de Terrabona. En un lugar con terreno duro, sin lluvias apenas, con 37º/39º durante casi todo el año, Marta puso todos sus esfuerzos. Movió cielo y tierra y bajo tierra encontró agua. Mucha. Se comenzaron a hacer pozos y a recuperar tierras. Poco a poco, los campesinos de estas tierras tuvieron cultivos ricos y bien regados. La migración a la que estaba sometida esta región empieza a descender poco a poco y en la tierra donde nadie hace 10 años pensara que podría sacar apenas un saco de tierra, hoy la diversificación de cultivos nos muestra unos campos llenos de tomate, pepinos, chiles, trigo o maíz. Las mujeres trabajan en cooperativas que no dejan de producir también diferentes proyectos, agrarios y educativos. Hasta 100 cooperativas están unidas en FEMUPROCAN.
Terrabona es un ejemplo de lo que durante años fue el campesinado. Tierra seca, de la que se pensaba que no podría sacarse apenas un saco de arena. Pero hubo un momento en que eso cambio y personas como Marta apostaron por los campesinos. La alfabetización reactivó el campesinado, sacó lo mejor que se podía de ellos y los convirtió, al igual que Marta en Terrabona, en mujeres y hombres fértiles, en los que poco a poco, comienzan a nacer brotes de esperanza. "La pobreza es solo una concepción: te dicen que eres pobre, que tienes que ser dependiente, y te agachan para abajo. Nosotros somos desarrollados porque aún vivimos con un poco de la naturaleza que nos han dejado".

Doña Marta, Cooperativa Femuprocam (Terrabona)

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