Imagínate dos señores fumando puros. Uno de ellos, rubio o moreno, da igual, estadounidense, de clase media, con una vida acomodada a un sistema de consumo que le permite darse pequeños placeres en su vida. Uno de esos placeres es un puro de la Drew State Company, un Acid Nº 9, con sabor, textura, color y forma de esa que tanto gustan a estos señores tan sabidos en puros y demás saberes inservibles. 8 dólares de su gran bolsillo lleno de dólares. El pequeño placer de matarse lentamente.
Ahora imagínese al otro hombre. Un nicaragüense al que solo le cuesta ese mismo puro 22 centavos de dólar. Cualquiera podría ver en esto una ventaja para el "nica", pero la realidad está muy lejos de esta idea. Este hombre humilde, buscando un trabajo de donde sacar algo de dinero para subsistir, encuentra la fábrica Drew State Company. Allí su trabajo consiste en liar puros, Acid nº 9. Le pagan en base a su producción, pero puede darse el placer de fumar uno de esos puros. El puro le cuesta 22 centavos porque es lo que le pagan por cada uno de los que lía, aliñado este placer además con otros como trabajar hasta 12 horas diarias, tener una salud privada pagada para resolver los problemas que le afecten en el tratamiento de sustancias tóxicas añadidas a los puros o no contar con un sindicato que defienda sus derechos como trabajador.
El maravilloso mundo de las zonas francas y la globalización desigual. El negocio de la compañía que se lleva sus verdes con la fantástica exportación/explotación de la venta de veneno gourmet para consumo humano.
un gran texto compi, mencanta tu manera de mirar
ResponderEliminarme alegra que te guste
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